Pero cuando dejamos una tarde lluviosa destinada para el descarte, a veces con una copa de vino o un vaso de whisky y espesamos a sacar uno a uno, no llegamos ni a la mitad y peor aun no descartamos gran cosa porque de otra forma quedarían solo jirones de nuestra vida, en el fondo somos lo que recordamos, tambien nos sostiene esa memoria y nos muestra tiempos mejores, algunos no tanto, pero siempre un enorme bagaje que nos sostiene en esas tardes lluviosas y que de lo contrario harían de nuestras vidas un desierto de sensaciones que nos llevarían a la locura.
Me pregunto si el 2017 es el año de las añoranzas (hermosa palabra) y que de repente una serendipia (mas hermosa aun) nos alegrara y nos mostrara que las añoranzas al fin de cuentas nos llevaran a vivir de nuevo momentos maravillosos (uno elige) y a buscar caminos que de lo contrario nunca buscaríamos para llegar a una nueva etapa mas placentera y con mas conciencia de lo que valemos y a lo que podemos aspirar
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